Continuemos nuestra visita
en Pérgamo
¡Cómo estamos disfrutando de nuestro viaje! ¡Y solo con la imaginación! Se dice que Julio Verne el genio creador de famosas obras literarias en las que narraba sus fantásticos viajes alrededor del mundo, nunca realizó esos viajes. ¡Solo se los imaginaba! Nosotros, en cambio, nos damos el lujo de viajar con la imaginación y luego, ¡en realidad! Nos quedamos en Pérgamo, Pues bien, tenemos algunas cosas más que ver aquí antes de subir a nuestro ómnibus con aire acondicionado, aunque la temperatura fuera estará agradable en sus setentas grados. Las noches serás frescas, así que lleva un sweater por si lo necesitas. Entre las ruinas de Pérgamo
cargadas de historia, veremos rastros de los templos dedicados a los dioses paganos que allí se adoraban. El Altar de Pérgamo es un monumento religioso de la época helenística construido originalmente en la Acrópolis de Pérgamo, a principios del reinado de Eumenes II (197-159 a. C.). Sus frisos monumentales, que representan una Gigantomaquia y la historia de Telefo, son una de las obras maestras de la escultura griega antigua y representan la culminación del "barroco helenístico". El edificio no es un templo, pero probablemente el altar de un templo. Se cree que el Templo de Atenea fue su referencia de culto. Otra posibilidad es que aquí Zeus y Atenea fueron venerados por igual. Descubierto en 1871 por el ingeniero alemán Carl Humann, el altar fue transportado y reconstruido en Berlín en 1886, en virtud de un acuerdo de 1879 entre Alemania y el Imperio Otomano. Hasta el pasado 30 de septiembre de 2014 podía contemplarse el gran friso de esculturas en el museo de Pérgamo de la ciudad alemana de Berlín, fecha en que se han cerrado casi todas sus salas para reformarlas. Los trabajos de acondicionamiento se prolongarán aproximadamente cinco años. Se espera que las salas principales estén ya habilitadas para 2019, entre ellas la del Altar, cuya estructura mide 35.64 metros de ancho por 33.4 metros de profundidad; la escalera frontal abarca 20 m de ancho. En la época clásica se levantaban templos dedicados a los grandes dioses o a los dioses locales de cada ciudad y delante de ellos se colocaban los altares para los sacrificios; los altares eran construcciones de poca importancia. Más tarde, durante el período helenístico, fueron construidos grandes altares monumentales, dedicados a una deidad, por lo común a Zeus. ¿Se imaginan ustedes a los misioneros cristianos del primer siglo caminando por las calles de esta populosa ciudad? En algunas de estas ciudades, el apóstol Pablo predicó en contra de la adoración de esas deidades, y hasta fue apedreado. ¡Cuánto valor tuvieron ellos que manifestar a favor de la fe en Cristo! Pues hasta aquí llegamos por hoy. Todavía tenemos que conocer el Teatro y la Biblioteca, pero de eso trataremos después. ¡Mucho hay que ver en Pérgamo antes de irnos!
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